Test de Provocación Conjuntival para la Conjuntivitis Alérgica

Introducción

Conjuntivitis Alérgica Introducción


La conjuntiva es una de las barreras naturales frente a la invasión de elementos extraños. La gran mayoría de procesos alérgicos oculares afectan la conjuntiva, ya que sobre ella se depositan las sustancias alergénicas procedentes del medio externo.

Los alergenos (sustancias capaces de producir alergia) pueden alcanzar a la conjuntiva por vía aérea (alergenos aerotransportados o aeroalergenos), por contacto (a través de las manos o la aplicación local de medicamentos) o por vía sanguínea.
Las lágrimas junto con el parpadeo ejercen un papel “limpiador” eliminando los alergenos y los mediadores de la inflamación.
En la córnea, por el contrario, no se pueden producir reacciones alérgicas debido a la falta de riego sanguíneo y de células como mastocitos.
Podemos definir por tanto una alergia como una reacción del cuerpo a una sustancia que es reconocida como "extraña". Las reacciones alérgicas son importantes como parte del sistema inmune del organismo. Cuando se es alérgico a algo, las defensas del cuerpo reaccionan y producen substancias químicas potentes como la histamina. La histamina es primordialmente la responsable de los síntomas típicos de las reacciones alérgicas. 

La importancia de la alergia ocular se debe sobre todo a su elevada frecuencia en población general, más que en realidad a su severidad, ya que sólo algunos casos de queratoconjuntivitis atópica y vernal pueden producir trastornos de la visión. La gran mayoría de casos constituyen procesos más o menos banales que no por ello se deben obviar pues suelen producir molestias lo suficientemente intensas como para llegar a dificultar las tareas cotidianas del individuo. Los síntomas alérgicos alarman especialmente a los pacientes porque además de la molesta sensación de picor y escozor, la hinchazón y el enrojecimiento de los ojos son percibidos por la familia, los amigos o los compañeros. Dada la función única y altamente especializada del ojo, una reacción leve puede alterar enormemente la calidad de vida del paciente.

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Tipos Clínicos

Formas de presentación


Se pueden distinguir varios tipos de conjuntivitis alérgica:

  1. La forma más habitual lo constituye el componente ocular de la rinoconjuntivitis alérgica.
  2. Algo más infrecuente es la Queratoconjuntivitis atópica, frecuentemente asociada a la Dermatitis atópica.
  3. El tipo menos habitual es la Queratoconjuntivitis vernal.
  4. Un cuarto tipo, aún no reconocido por todos como de origen alérgico, es la denominada Conjuntivitis papilar gigante asociada al uso de lentes de contacto.
Rinoconjuntivitis alérgica
Las respuestas más frecuentes de hipersensibilidad del ojo son las mediadas por IgE y mastocitos. Es esta una afección generalmente bilateral, cuya gravedad clínica, al igual que todo proceso alérgico, viene determinada por la intensidad de la sensibilización y por el grado de exposición al antígeno. Prácticamente siempre se acompaña de síntomas nasales, de ahí su nombre.
El síntoma principal es el picor conjuntival aunque de forma asociada suele presentarse también el enrojecimiento y el lagrimeo, el edema periocular, la intolerancia a la luz, la sensación de cuerpo extraño y la quemazón.
Para realizar un adecuado diagnóstico etiológico, es necesario emplear las pruebas cutáneas (Prick test) y la determinación de IgE específica en suero. Sólo en casos dudosos o en los cuales no se puedan emplear alguno de los anteriores, es preciso recurrir a la Provocación conjuntival.
 
Conjuntivitis vernal
La conjuntivitis vernal es una enfermedad que puede llegar a ser severa y afecta principalmente a personas jóvenes. Se inicia en la preadolescencia y permanece activa con mayor o menor intensidad durante un periodo medio de 5-10 años para después mejorar paulatinamente, de forma general. Se suele asociar, aunque no siempre, a otras manifestaciones atópicas (asma, dermatitis, etc) y a sensibilización por alergenos del aire.
La afectación es bilateral, con empeoramiento en primavera y el síntoma principal es el picor que hace que los pacientes se froten los ojos constantemente con el consiguiente riesgo de infección secundaria y deterioro de la calidad de vida. Otros síntomas que se suelen presentar de manera asociada son la intolerancia la luz y la secreción conjuntival espesa y viscosa. Los empeoramientos se relacionan con factores ambientales inespecíficos como cambios bruscos de luminosidad o de temperatura, viento, polvo, etc.
En su diagnóstico hay que tener en cuenta que se suele detectar elevaciones de IgE tanto en suero como en lágrimas.
 
Queratoconjuntivitis Vernal
En pacientes con dermatitis atópica puede aparecer, además del eczema de párpados, una verdadera queratoconjuntivitis con sus síntomas típicos: picor, secreción, enrojecimiento, intolerancia a la luz y úlceras corneales que pueden producir una cicatrización con la consiguiente pérdida de visión o el desarrollo de queratocono (deformación de la córnea que adopta forma cónica). Otra posible complicación es el desarrollo de cataratas.
Los brotes suelen coincidir con las exacerbaciones del eczema cutáneo y su origen, aún en parte desconocido, parece deberse, al igual que la dermatitis atópica, a una compleja interacción entre factores del suero y células.
 
Conjuntivitis papilar gigante
Es esta una entidad asociada a diversas alteraciones oculares entre las que el uso de lentes de contacto es la más representativa. El desarrollo de la conjuntivitis papilar gigante se puede producir de forma inmediata o tras años de uso de este tipo de lentes existiendo diversos grados que van desde una intolerancia leve hasta la intolerancia completa.
Aunque su mecanismo de producción es desconocido, se cree que puede deberse a una reacción inmunológica frente a la lente de contacto. Un 5-10% de pacientes que utilizan lentes de contacto blandas y un 3-4% de aquellos que las usan duras presentan este tipo de afección.
 
Otros procesos alérgicos oculares
Además de las 4 entidades a las que se ha hecho mención, existen otros procesos oculares en los que la alergia juega un papel primordial como son:
- Dermatitis de contacto.
- Angioedema palpebral.
 
Dermatitis de contacto
La piel del párpado y su área circundante es delgada y muy vascularizada por lo que es muy susceptible a desarrollar una respuesta alérgica a agentes contactantes.
Existen 2 tipos principales de pacientes afectados:
1 Pacientes con patología tipo “ojo rojo” que son tratados, por una razón u otra, durante largos periodos de tiempo con colirios.
2 Mujeres que realizan un uso constante de cosméticos y productos de belleza o de limpieza diversos. En este caso, la afectación ocular puede ser directa (máscaras, sombras de ojos, cremas faciales, etc) o indirecta (frotamiento de ojos tras manipulación de jabones, detergentes, lacas de uñas, etc).
 
Angiodema palpebral
El párpado es una de las localizaciones más frecuentes de una reacción sistémica de urticaria y angioedema, lo cual viene motivado por el escaso grosor de la piel palpebral y su unión débil al tejido que hay por debajo.
Aunque la mayoría de urticarias y angioedemas tanto agudos como crónicos no tienen un origen alérgico, los antígenos posiblemente implicados son múltiples (alimentos, medicamentos, picadura de insectos, etc), siendo muy frecuente y típico el angioedema palpebral inducido por el AAS y otros Antiinflamatorios no esteroideos.

Agentes Causales

Agentes causales habituales


Los sensibilizantes más habituales de los ojos son:
 
Aeroalergénos: Los alergenos provenientes del aire que pueden provocar síntomas en el ojo incluyen los siguientes
1. Pasto, árboles, semillas de yerbas y polen
2. Polvo de la casa.
3. Moho.
4. Pelos de animales y plumas.
5. Esencias.
 
Por  contacto
  
Colirios:
- Antibióticos como la Neomicina, Gentamicina o Sulfamidas.
- Anestésicos tópicos como la Benzocaína o la Tetracaína.
- Dilatadores pupilares como la Fenilefrina o la Atropina.
- Conservantes como el Tiomersal.
 
Cosméticos:
- Lacas de uñas como las Resinas de formaldehído o el Toluen-Sulfonamida.
- Tintes de pelo como la Parafenilendiemina.
- Conservantes como los Parabenos.
- Fragancias.
 
Metales como el Níquel.

Test de Provocación

Test de Provocación Conjuntival


Usualmente el diagnostico de la conjuntivitis alérgica es fácilmente hecho en un examen físico del paciente y con su historia médica. Además de los signos y síntomas característicos de la conjuntivitis alérgica, el paciente frecuentemente tiene una historia de otras condiciones alérgicas o alergias en su familia. Los exámenes pueden ser de ayuda para el diagnóstico cuando no se está muy seguro como puede ser en casos de conjuntivitis crónica.
Un examen de certeza consiste en sacar una biopsia conjuntival y tras teñirlo , demostrar la existencia de eosinófilos.
Un alergólogo puede hacer pruebas de piel o algunas veces exámenes de sangre e intentar conseguir los alergenos causantes, no obstante en muchas ocasiones no hay una hiperergia endógena suficiente para una positividad clara en los test de intradermoreacción. En este caso puede recurrirse al Test de provocación conjuntival. Es una de las pruebas más antiguas usadas para el diagnóstico de enfermedades alérgicas. De hecho, fue usado por primera vez por Blackley hacia 1870 y desde entonces se siguen empleando ya que es un test preciso, sencillo, rápido y con un bajo riesgo de reacciones sistémicas. 
 
Este Test presenta buena sensibilidad y especificidad para detectar hiperreactividad conjuntival en pacientes con conjuntivitis alérgica, con una buena reproducibilidad.
Finalidad de la prueba e indicaciones
Los tests de provocación en mucosas exploran la sensibilidad de ciertos órganos y en especial bronquios, nariz y ojos ante el contacto con diversos alérgenos, proporcionando una información valiosa para el diagnóstico de enfermedades alérgicas, como la rinoconjuntivitis y/o el asma bronquial.

El test de provocación conjuntival, por su parte, con una cuádruple finalidad:

1.    Confirmar el diagnóstico de alergia.

2.    Estudiar los signos y síntomas de las reacciones alérgicas.

3.    Evaluar el mecanismo de procucción de la respuesta alérgica.

4.    Valorar la eficacia de los tratamientos antiinflamatoria.

La realización del test de provocación conjuntival tiene su mejor indicación en el diagnóstico de rinitis y conjuntivitis alérgicas cuando existe duda, tras la realización de pruebas cutáneas, sobre la relevancia clínica de determinado alérgeno. Se utiliza también para valorar objetivamente la respuesta al tratamiento con inmunoterapia específica, siempre y cuando el antígeno utilizado en la provocación esté incluido en la composición del extracto hiposensibilizante.

Precauciones previas
Es necesario suspender previamente el tratamiento con antihistamínicos y corticoides orales o tópicos y el examen de la conjuntiva ha de ser normal antes de iniciar la prueba.

Método de realización
Se comienza mediante la administración de una gota de suero fisiológico (como control) en el saco conjuntival. Si no se produce ninguna reacción se continúa con la administración de igual forma, una vez en cada ojo, de concentraciones crecientes de un extracto acuoso del antígeno problema. Las provocaciones se realizan a intervalos de 20 minutos, finalizándose en caso de positividad (hiperemia y prurito ocular).

La reacción en conjuntiva se caracteriza por la activación de los mastocitos y la liberación de nuevos mediadores como la histamina, triptasa, prostaglandinas, leucotrienios y citoquinas, como así también la consiguiente activación de células endoteliales vasculares, expresión de moléculas de adhesión e infiltración de células inflamatorias. En la reacción alérgica aguda, ya sea inducida por exposición a alérgenos ambientales o por PCA, la mayoría de los signos y síntomas están relacionados con la liberación de histamina desde los mastocitos. Varios estabilizadores de los mastocitos y antihistamínicos han demostrado reducir significativamente los síntomas de la alergia ocular.

Se instila en primer lugar el diluyente del antígeno y luego las concentraciones crecientes del alérgeno. Se realiza así una medición específica de la respuesta a ese alérgeno, valorando 3 parámetros: el picor, la hiperemia conjuntival y el lagrimeo.
Según la intensidad de los síntomas se puntúa de una a cuatro cruces por cada síntoma. 

Pueden presentarse otros signos como quemazón o fotofobia pero no suelen cuantificarse de forma rutinaria.
Debe evaluarse tanto la respuesta precoz como la respuesta tardía al alérgeno.

Está contraindicada su realización en caso de infección o ante una marcada respuesta al diluyente. 
Tanto el test de provocación conjuntival como el test de provocación nasal son útiles para la valoración de pacientes afectos de rinoconjuntivitis y no resultan apropiados para la valoración del asma bronquial en principio, aunque existen casos especiales como el asma bronquial por sensibilización a Alternaria en la que proporcionan información muy útil, con menor riesgo que la provocación bronquial específica.
El test de provocación conjuntival permite además evaluar nuevos fármacos "antialérgicos“ valorando la eficacia en inhibir la respuesta local al antígeno.
Puesto que la provocación conjuntival estudia la sensibilidad del órgano de choque, para su realización se han de utilizar siempre alérgenos estandarizados y purificados, garantizando que la potencia sea similar de un lote a otro.

Observar lo que ocurre en el ojo antes y tras la administración del antígeno así como la medición de células y mediadores en lágrima, ha permitido un mejor conocimiento de la fisiopatología de la respuesta inflamatoria frente al antígeno a nivel ocular. Tras la realización de la provocación puede detectarse en la lágrima histamina, TAME-esterasa, prostaglandinas, cininas, leucotrienos y moléculas de adhesión como ICAM-1. 

También se detecta el factor de necrosis tumoral a (TNF-a) pocos minutos después.
Los mediadores derivados de los eosinófilos, como la proteína catiónica del eosinófilo (ECP), aparecen a las seis horas de forma paralela a la infiltración de la conjuntiva por estas células. Estos mediadores son responsables de alguno de los síntomas; así, las prostaglandinas, especialmente la E¡ y la 1¡, parecen ser pruritogénicas. Los cambios celulares incluyen desgranulación de mastocitos e infiltración de la conjuntiva por eosinófilos y neutrófilos.

La correlación con las pruebas cutáneas (SPT) y la IgE específica es variable. Estudios con pacientes polínicos han demostrado correlación entre las pruebas cutáneas, la IgE específica frente al antígeno mediante técnicas radioinmunes (RAST) y la provocación en el 71 % de los pacientes alérgicos; de los casos en que no se encontró correlación, el 6 % tenían el test de provocación positivo con SPT y RAST negativo y en el 29 % de los pacientes ocurría lo contrario, la provocación fue negativa con SPT y RAST positivo. Esto sugiere la existencia de sensibilización local exclusiva a nivel del órgano diana. 

Mediante el test de provocación conjuntival es posible el diagnóstico de conjuntivitis alérgicas en casos en que existe una sensibilización exclusivamente local. En pacientes con rinoconjuntivitis alérgica la concordancia entre el test de provocación conjuntival y el test de provocación nasal es del 100 %. En individuos que únicamente padecen conjuntivitis existe poca correlación entre los dos tests.

Mediante el test de provocación conjuntival es posible el diagnóstico de conjuntivitis alérgicas en casos en que existe una sensibilización exclusivamente local. En pacientes con rinoconjuntivitis alérgica la concordancia entre el test de provocación conjuntival y el test de provocación nasal es del 100 %. En individuos que únicamente padecen conjuntivitis existe poca correlación entre los dos tests.