Discusión
No existe un verdadero diagnóstico diferencial ante una rarefacción capilar periférica asociada a una neovascularización prerretiniana en pacientes de raza negra. El aspecto angiográfico puede confundirse con una Enfermedad de Eales o una arteritis retiniana con dilatación arterial múltiple. La drepanocitosis es igualmente una de las etiologías clásicas de las estrías angioides.
En cuanto a las alteraciones del polo anterior por su banalidad no precisan tratamiento.
El tratamiento de la patología retiniana es el propio de la isquemia retiniana. Una vez detectada mediante angiografía fluoresceínica se debe proceder, siempre que la transparencia de los medios lo permita, a la fotocoagulación con láser Argón para silenciar las áreas afectadas. La neovascularización prerretiniana debe ser tratada mediante fotocoagulación del territorio isquémico adyacente. La modalidad del tratamiento es comparable a la de una fotocoagulación panretiniana, con
impactos entre 200 y 500 micras de spot, de 0,1 segundos de duración y con una intensidad moderada. Este tratamiento resulta preferible a la oclusión directa del vaso nutricio de la membrana neovascular.
Las hemorragias intravítreas obligan raramente a practicar una vitrectomía, ya que en la mayoría de los
casos puede esperarse a su resolución espontánea para poder fotocoagular.
Cuando la hemorragia vítrea es irreductible puede recurrirse a la crioterapia transescleral de la retina periférica, aunque esta técnica tiene detractores que avisan del aumento de la fibrosis vítrea inducida por la congelación y el aumento del riesgo de
desprendimiento traccional de la retina. Estos últimos abogan por practicar una vitrectomía y endofotocoagulación si la hemorragia vítrea impide la fotocoagulación durante un período superior a cuatro meses.
En los casos de desprendimiento traccional de la retina deberá recurrirse siempre a la vitrectomía.
En los últimos treinta años muchos avances han reducido la incidencia de pérdida visual debida a esta retinopatía. El uso de la laserterapia y de las técnicas de vitrectomía han mejorado el pronóstico enormemente.
El desarrollo de técnicas para detectar precozmente los factores de riesgo tales como la hipoxia o la aparición de neovasos en su fase inicial permite un tratamiento selectivo de los pacientes con alto riesgo.
Serán precisas investigaciones para determinar los factores celulares y reológicos que contribuyen a la oclusión vascular, así como el establecimiento de medidas terapéuticas encaminadas a reducir la falciformación y las oclusiones secundarias a ésta.
Se revelan potencialmente esperanzadoras modalidades de tratamiento por los hematólogos tales como el
incremento de los niveles de hemoglobina F para reemplazar las cadenas b-globinas, que estabilizan la membrana RBC, reducir los niveles de ISC, y disminuir la adhesividad de las células falciformes.
Hay en la actualidad diversas terapéuticas farmacológicas que se han mostrado eficaces, entre ellas la más prometedora es el uso de metabolitos tales como el butirato de sodio y análogos.
Nos ha parecido conveniente la exposición de este caso dado que en la actual situación social, los movimientos inmigratorios (y en el caso que nos ocupa los subsaharianos), nos hacen ver y tratar patologías que hasta ahora resultaban infrecuentes en nuestro medio.
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